Un baúl de palets reciclados para que dejemos de decir:
¡Niños ordenad el cuarto!
¡Tenéis todos los juguetes por el suelo!
¡Venga, subid ahora al cuarto y no salgáis hasta que esté todo ordenado!
Sí. Para los padres es liberador. Durante quince minutos escuchamos cómo las fierecillas empiezan a sacar más juguetes para seguir liándola parda y terminar de desordenar el cuarto. Al menos están jugando y pasándoselo bien y nosotros podemos descansar/trabajar/estar tranquilos un rato. Pero al final, todos los días nos toca “ayudarles” a recoger.
En mi caso tengo que decir que es en parte culpa nuestra.
En realidad no tienen mucho sitio donde guardar los juguetes.
Las estanterías les quedan altas y el armario, corre riesgo de desbordamiento si se abren las puertas.
Habíamos planeado una habitación Montessori para que aprendieran jugando. Las intenciones son muy buenas, pero nos queda la aplicación práctica. Muchos proyectos en marcha y el tiempo que hay es el que hay. Pasan las semanas y de momento sólo es una habitación con un montón de juguetes en la mesa, el suelo, la puerta y porque se caen de las paredes, que si no, también.
Así es que necesitábamos una solución para almacenar los juguetes.
La abuela insinuó comprar unos baulitos de plástico del chino, de esos con ruedas.
Así es que le he paletizado la idea. Vamos a crear un baúl de palets.
Los peques pueden simplemente dejar caer los juguetes en el pozo sin fondo del baúl y así no hay error posible.
“¡Papá! ¿Dónde está la tortuga ninja? – ¿Has mirado en el baúl, cariño?”
“¡Papá! ¿Dónde está Bob esponja? – ¿Has mirado en el baúl, cariño?”
“¡Papá! ¿Dónde está Róterdam? – ¿Has mirado en el baúl, cariño?”
La idea suena perfecta. Aunque me ha llevado más de lo pensado.
Empezamos en Navidades, como puede verse en las primeras tablas a emplear.
Desmonté tres o cuatro palets y los hice tablas.
Los pongo en suelo formando una pared de listones y atornillo cuatro transversales.
En la foto sólo había tres transversales, para usar el listón central de guía para cortar recto.
Las baldas miden 90 de alto. Las corto por la mitad y ya tenemos las paredes frontal y trasera.
Las paredes laterales las hago igual que las frontales, dejando que sobresalgan unos centímetros los listones transversales para poder encajar ahí las otras paredes de nuestro baúl de palets.
Entre que empecé un día la faena y lo retomé pasó una semana en la que llovió mucho y se humedecieron los listones. Así es que si normalmente es muy importante el trabajo de lijado, en este caso, y encima siendo para el cuarto de los niños, es fundamental. En esta foto se nota que llevo como una hora lijando la cara frontal.
Mi lijadora marca blanca low cost, junto con los papeles de lija del chino hacen que el trabajo de lijado sea tedioso. Paso más tiempo recolocando el papel que se rompe que lijando.
Menos mal que tengo a Sergio, santo varón resuelve dudas, de la ferretería del mismo nombre, aquí en Mairena del Alcor. Me vendió papel de lija profesional y me convenció para no comprar más en el chino esas cosas.
Aquí una imagen para comprobar la diferencia con la nueva lija casi irrompible.
Una vez lijado y redondeados los cantos le doy una capa de aceite de linaza y aguarrás al 50%. Si alguien sabe de otro método más natural o “reciclado” para tratar la madera, que me lo diga, por favor.
Lo subimos a la habitación una vez seco.
Y no tarda mucho en llenarse.
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