Debo de tener algún gen agricultor en alguna parte, porque donde sea que planto mis posaderas, allí que me dedico a cultivar cosas.
He llegado a tener 14 tomateras en una terraza de tres metros cuadrados en un cuarto piso.
Igual por eso acabó en divorcio la cosa.
Esto es un refrito de un huerto vertical que hice hará unos seis meses.
Era sencillo, pero trabajoso.
Gasté cientos de grapas.
El proceso lo podéis googlear un poco y veréis varias formas de hacerlo.
Así quedó la pared.
Después de meses robándole tierra y compost al tío Antonio, santo varón, conseguimos preparar el huerto vertical.
Lidiar con plagas (abajo os pido ayuda acerca de esto) y sobre todo comprar un programador de riego automático (11 €) fueron el punto final para poder obtener esto:
Yo personalmente prefiero un uso práctico de los jardines más que decorativo. Son principalmente plantas de distintos tipos de pimientos, albahaca, menta, perejil (brutal cómo crece, imposible gastarlo), hierbabuena, romero, orégano.
Vale, es verdad, hay alguna decorativa que en un brote de delirio comprépara darle algo de color. Fue de viaje por Málaga, por cierto, un beso Natalia. Tanto verde es bonito, pero aburre un poco a la larga.
La experiencia de comerte tus propias verduras compensa. Los dos pimientos de abajo cayeron ayer en un arroz caldoso. El arroz al final salió un poco seco, pero mira, nos lo hemos comido igual.
Aquí una vista más general de cómo ha quedado el porche de la casa.
En honor a la verdad tengo que decir que dan pocas verduras porque el sol apenas le toca, pero como elemento decorativo es la caña.
Al fondo podéis ver mi proyecto de trastero hecho íntegramente de palets (Sí, vale, los perfiles son de aluminio) que desarrollaré algún día si consigo materia prima suficiente como para terminarlo.
Anexo 1: Las hormigas. Plaga no. Maldición del infierno. Son inmortales. He llegado a echarles hasta gasolina. Pero nada. Siempre vuelven. Agradecería ayuda en este campo. Gracias.
