Yo de pequeño nunca tuve mascotas (un galápago y un canario creo que no cuentan).
Siendo completamente sincero siempre había visto los animales de compañía como una carga innecesaria: Ya no puedes viajar tan libremente, supuestamente transmitían millones de enfermedades, hay que estar todo el día cuidándolos, y millones de excusas más.
Pero la realidad es que a los peques (y a los adultos) nos aportan un montón de cosas muy valiosas.
Valores para los adultos
Paulina y Gabi me enseñaron una lección muy importante hace ya tres meses, cuando adoptamos a Elsa.
Estábamos en el parque de la Oromana (Alcalá de Guadaira) con los niños. Está plagado de gatos alguno más salvaje que otro. Cada cien metros los niños encontraban algún bicho nuevo que se les acercaba y querían adoptar. Con mucho esfuerzo conseguimos llegar al aparcamiento sin gato alguno adoptado.
¡Éxito!
Pobre iluso. En ese momento apareció el gato más feo de los que habíamos visto en toda la tarde. Tenía media cara sin pelo y sangrando con una herida abierta. Además un bulto detrás de la cabeza que parecía un hematoma gigante. ¿Pedrada o patada de algún bestia? Estaba sucio y realmente hecho polvo. Y los niños se pusieron a jugar con él.
Mi primera reacción era de por favor, alejarse no os vaya a pegar algo. Pero el pobre gato se dejaba coger y acariciar por los niños.
Así es que yo me debatía entre el drama de tener que decirles que ese gato precisamente, no y cómo desinfectar a los niños luego una vez en casa.
“¡Pero si estaba roto! Es la definición de estar hecho polvo. Si igual se muere y todo.“
Y entonces Gabi, con sus seis años, me dijo: “pues precisamente por eso, tenemos que cuidarlo.”
Fue un zas en toda la boca. Nada que decir al respecto. Tuve que admitir que la mente libre de prejuicios de los peques es mucho mejor consejera a veces.
Cómo puedo pretender enseñar valores a unos niños que son capaces de empatizar hasta con un gato.
Mi imagen bucólica de un gato cojín precioso para hacerme selfies en instagram la cambio por ésta. Mi pequeña, hija de enfermera, curando la herida abierta de la cara de Elsa hace tres meses.
Valores para los niños
Gatos.
Se les tacha de egoístas, pasotas y casi de tramar conspiraciones para acabar con la humanidad.
Nunca había tenido gato y me parecen maravillosos.
Aunque es cierto que son muy suyos. Y cada uno tiene su propia personalidad.
Puedes estar tranquilamente sentado en el sofá que se te pone encima a maullar y no para hasta que empiezas a acariciarle. Pero lo malo es que cuando se cansa de que lo acaricies te suelta un arañazo o un mordisco y se larga dejándote a cuadritos.
Para muestra os dejo un enlace a posts hechos por gatos en: http://safatadevici.com/post/140095421444/si-tu-gato-usase-whatsapp
Posts como éstos:
Aparte de los valores que más o menos se presuponen que aportan las mascotas, como el respeto, cariño, cuidados… a mí me gustaría destacar una enseñanza muy importante: Paulina lloraba porque Minnie no se deja apenas acariciar por ella y por Gabi sí.
Sin embargo Alba estaba siempre buscándola para jugar.
Y su comportamiento con los gatos era siempre más o menos igual.
Conclusión, que me pierdo.
Para sus relaciones futuras ya debería tener aprendido que no importa cómo te portes con según qué personas. No les puedes caer bien a todas y es un error intentar modificar tu actitud para que te quieran.
No.
Sé tú.
Nunca vayas detrás de nadie para que te quiera.
No modifiques tu conducta para ser más dulce o más gilipollas o más lo que sea que quiera el/la que te guste.
Que te quieran siempre siendo tú.
A los gatos les funciona.
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